Me levanto bastante temprano y decido explorar el pueblo de Guardalavaca, sin mi equipaje. Intento encontrar un lugar agradable para pasar la próxima noche pero sin éxito. Regreso al hotel y almuerzo después de recorrer 40 km. Recojo mis cosas y vuelvo hacia Guardalavaca. Me encuentro con un alemán con el que viajo durante varios kilómetros. Es agradable y más fácil montar en pareja.
Después de una subida relativamente intensa, mi bicicleta sufrió un primer pinchazo. Afortunadamente, mi nuevo amigo de 62 años es mecánico, me ayuda y además me cambia la cámara de aire con una facilidad desconcertante. ¡¡Ella es mi ángel de la guarda!! Realiza la reparación en casa de su amigo cubano. Es un alemán que se casó con una cubana hace más de 10 años, pero ahora está separado. Fue agradable poder hablar español con este generoso alemán.
El amigo de mi ángel de la guarda nos regala mangos y plátanos, está delicioso. Después de la reparación salgo solo hacia el pueblo de Banes. El paisaje es muy montañoso y bonito. Las subidas se suceden y las bajadas se suceden.
Finalmente llego a Banes y encuentro una “casa de alquiler” por 20 Cuc. Estoy feliz de poder descansar un poco después de haber recorrido 95 km.
Voy a comer una buena pizza por 25 céntimos y un buen zumo por 10 céntimos.
Nótese la inteligencia de los cubanos que sirven cosas sin platos ni vasos desechables. Una elección lógica y de sentido común.
Mañana será otro día...
David Beauchesne