El mundo es generoso, ¡sé generoso!david beauchesne
Día 16: Sancti Spíritus
Un buen desayuno antes de partir garantiza un buen día. Como cereales y salgo para una pequeña jornada de 75 km. Es divertido decir pequeño día, solía hacer un máximo de 40 km tres o cuatro veces en el verano en Quebec!!! Es el Día de la Marmota desde el punto de vista de la peligrosidad de la carretera. Compro plátanos en el camino. Me lo paso bien montando en bicicleta. El camino es peligroso, pero escucho música para entretenerme. Dejo de pasar en Jatibonico, un pueblito que me gusta. Me gustan los lugares con una dimensión humana. Desde el comienzo del viaje he estado buscando sandalias hechas en Cuba para reemplazar las que compré en China hace seis años. Finalmente encuentro el objeto tan deseado y pago 12 Cuc (16$ canadienses) Recorro los 75 km en menos de tres horas y media. Un curso mucho mejor que el de ayer. Sancti Spíritus es una ciudad muy bonita, ¡me encanta! Me doy el gusto de una buena hamburguesa con queso por 15 Cup ($0.75 Cad). Me encuentro una bonita habitación cerca de un bonito puente. En el centro de la ciudad, hay una sala de juegos para niños bastante impresionante. Videojuegos en televisión HD, mesas de billar y air hockey. ¡Estoy sorprendido! ¡Cuba está cambiando rápido! Llevo la vida relajada en mi hamaca, en la terraza de mis anfitriones que son muy amables. Están transformando gradualmente su hogar con tres dormitorios privados con baños. ¡Fíjate en mi bronceado de ciclista! Aquí está la otra más interesante de la terraza... Me gustaría poder vender mi bicicleta en Varadero al final del viaje si consigo un buen precio. Parece que la gente que vive en Varadero es más afortunada!!! ¿Compraré otra bicicleta de Sarto Gagné en Victoriaville cuando regrese? Por cierto, es una excelente tienda, ¡gracias a Pascal Pépin por su excelente servicio y precios bajos! Aquí hay bicicletas usadas que vi en una tienda que valen 100 dólares canadienses... Una linda mesa y 4 sillas por 300$ cad Charlo con dos simpáticos cubanos en la esquina de la calle. Uno es vendedor de artículos hechos en Cuba y el otro es zapatero. Finalmente compro un exprimidor de limón de $1. Conozco a Roberto un vendedor de souvenirs. Es muy amable y habla un poco de francés. Le doy mi bandera de Quebec, a cambio me da jarabe de arce. Le digo que es demasiado pesado para llevarlo en una bicicleta. Luego me da una bandera cubana que colgaré en mi clase. Terminando este magnífico día, me hago un buen Kermato Claro, paso la tarde con Roberto esta noche, me invita a cenar. Me muestra restaurantes del estado y otros privados. Finalmente observo la diferencia entre los dos. Luego me muestra un lugar frecuentado por cubanos ricos. Damos un paseo en carruaje tirado por caballos. Visitamos a su familia y me muestra su apartamento. Una hermosa tarde llena de alegría.